La residencia universitaria perfecta es aquella que ofrece gran variedad de servicios, comodidad y en la que no se tienen ninguna clase de inconvenientes. Para algunos esto implica disponer de conexión WiFi, servicios de limpieza y comida.
Pero otros van más allá y prefieren aquellos alojamientos para estudiantes donde la tranquilidad e intimidad estén garantizadas, por eso evitan compartirla con otras personas. Y no sorprende que se así, puesto que al tener un compañero no es posible saber cuáles son sus hábitos o cómo es su personalidad hasta tanto no se conviva con ellos. Y aunque a veces puede ser positivo, con frecuencia es la causa de problemas como los que se mencionan a continuación:
- Discusiones por el desorden: una sana convivencia depende en gran medida del cumplimiento de estándares mínimos de higiene. Cuando estos no se cumplen, inmediatamente se crea un ambiente incómodo que se tornará hostil si no se aplican los correctivos oportunos.
- Irrespeto a las pertenencias personales: este es uno de los problemas más graves que pueden suscitarse, porque son una forma de abuso de confianza. Cuando esto ocurre, las discusiones son constantes y el compañero afectado busca cambiarse de residencia rápidamente.
- No se llevan bien: el hecho de que dos personas vivan juntas, no significa que tienen una buena relación. Por el contrario, en muchos casos ocurre que, a medida que se van conociendo y descubriendo sus hábitos crece la enemistad entre ellos.
Ciertamente, estos inconvenientes pueden solucionarse estableciendo reglas específicas desde un principio y siendo tolerantes. Sin embargo, no cabe duda que entre los diversos tipos de alojamientos estudiantiles que se pueden encontrar, los individuales son los más favorables. En ellos se mantiene el orden, la tranquilidad y sobretodo, intimidad. Por tanto, al momento de elegir, ten en cuenta estos aspectos.